Mi padre es ama de casa, ¿y qué?


Fragmento del libro:



Mi padre es ama de casa ¿y qué? 
Silvia Ugidos/ Mikel Valverde



Lo peor sucedió el día que en el colegio nos encargaron una redacción titulada "El trabajo de mi papá".  Los demás tenían padres que eran carpinteros, abogados, taxistas, ingenieros, camareros, periodistas, padres funcionarios del Estado, y todo tipo de padres por el estilo.



Yo era la única en clase que tenía un padre ama de casa. Cuando lo dije, algunos niños y niñas estallaron en enormes carcajadas:

-¡Uuuhhh, el padre de Lucila es ama de casa!-dijo sacando la lengua aquel niño de la tercera fila que se comía los mocos.



-Sí, mi padre es ama de casa. ¿Y qué pasa? –dije yo.



-¡Juajuajuá!... ¡El padre de Lucila se pone delantal y friega los cacharros…!



-Tu padre es un mandilete cocinete!



-¡Mandilete, mandilete, saca brillo al retrete!- me cantaron en el recreo.



Empecé a preocuparme pensando en la dichosa redacción que tendría que escribir para el día siguiente.

¿Por qué no habría dicho que mi padre trabajaba de superhéroe espacial en lugar de ama de casa?



Lo cierto es que aquel día volví a casa de muy mal humor, con un chicle pegado en la cabeza y la rodilla lesionada.



¡Menos mal que papá estaría en casa y me contaría algo gracioso para distraerme mientras me ponía alcohol en el rasguño!

Siempre lo hace cuando mi hermano o yo nos lastimamos. Mi padre realmente sabe contar cosas graciosas que hacen reír.

Y esto no todos los padres lo saben hacer.



Pensándolo bien, mi padre y yo hacemos cosas muy interesantes y divertidas.



Por ejemplo, la vez que me enseñó a bailar el tango y la polca en la cocina.


-¡PARA BAILAR EL TANGO HAY QUE AGARRAR MUY BIEN LA ESCOBA POR EL MANGO! –cantaba a todo volumen abrazado al palo.


Y allí estábamos nosotros: mi hermano y yo y mi papá y hasta nuestro gato Adefesio moviendo el esqueleto como locos y limpiando el suelo de paso.
¿Y la vez que para merendar hicimos un pastel de chocolate y luego papá nos enseñó a comérnoslo a mordiscos con las manos en la espalda? ¿Eh?

¡Eso sí que fue una merienda!

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